jueves, febrero 18, 2010

tengo de testigo
a mis senos
y a mi lengua:
erizados esperan
tus manos

tus manos
erizadas esperan
mi lengua
y mis senos

lunes, noviembre 09, 2009

erizos

Como los erizos, ya sabéis,
los hombres un día sintieron su frío.
Y quisieron compartirlo.
Entonces inventaron el amor.
El resultado fue, ya sabéis,
como en los erizos.

Luis Cernuda
Donde habite el olvido


Leo a Anjelamaría y me habla de su dolor, con su dolor y desde su dolor. En gesto de complicidad, me hermana, coloca su dedo índice en la yaguita, comprendo que sigo viva al igual que ella. Y es que a veces no sólo el amor nos aviva, las complicaciones que surgen por éste también nos late repetidamente en las palabras y en los silencios.

Escribo esto a las 1:21 am. Reflexiono sobre la mujer erizo: ella, yo, el poema.

El dilema del erizo está en que cuanto más cercana la relación entre dos seres, más probable será el que se hagan daño el uno al otro. Los erizos tienen púas en su lomo -si se acercan, el hincazo es mutuo.

Ella se dejó doler. Yo me duelo, sólo a veces. El poema nos duele a todos.





domingo, noviembre 08, 2009

miedo erizo

siempre le tuve
un miedo hueco a este poema
un miedo monstruo de adiós a tu sonrisa
un miedo de boquete silencioso

donde estuviste; donde estabas tanto
ay luz mía
mi precipicio hermoso
risco con margaritas.

súbita atardecida
abismada al borde del vértigo
temblaba terrorosa tan sólo de pensarlo
de atreverme a pensarlo;
te intocaba
ay mi vaso
copa sonora
boca y agua.

fíjate, y ahora estoy aquí
exactamente aquí
la canción rota ya no balbucea exigiendo
las cosas van urdiendo sus cosas
aunque casi le tengo,
siempre le tuve
un miedo erizo a este silencio.


anjelamaría dávila
la querencia